Playas de arena blanca, loberas que inundan islas perdidas en el mar, pequeños resorts e indescifrables enigmas dejados en el desierto siguen convirtiendo la región Ica en un lugar ideal para unas 'vacaciones' de fin de semana.
Aunque las huellas del terremoto del último 15 de agosto todavía no se borran, el turismo en Ica se recupera a pasos agigantados. Por eso, no es raro ver a los 'gringos' caminando nuevamente por el malecón del Chaco, en Paracas, listos para embarcarse en un bote hacia las Islas Ballestas, donde la naturaleza parece explotar entre farallones que sirven de morada a pingüinos, zarcillos y a las manadas de lobos chuscos en plena época de frenesí.
A solo un tiro de piedra de los islotes, en una de las gigantescas dunas que cercan la ribera está El Candelabro, un geoglifo de 200 metros que, según sabiduría local, tal vez guarde la clave para encontrar un fabuloso tesoro.
RESURGIMIENTO: Al retornar al Chaco se ve que los empresarios locales están haciendo lo posible por que vuelva el brillo de antes a sus restaurantes y hoteles. La tradicional cebichería Bahía, que fue arrasada por la crecida del mar luego del sismo, sigue tentando a los viajeros con sus 'tiraditos' en un local provisional ubicado a la espalda del malecón, donde los artesanos han regresado con su carnaval de colores y su música reggae.
A unos metros, en la franja 'vip' de la península, los hospedajes con embarcaderos no han sufrido daños severos y ya reciben a los turistas. Sin embargo, este no es el caso de la Reserva Nacional de Paracas (RNP), que recién a partir del 12 de este mes ofrecerá tres nuevos circuitos turísticos, los cuales permitirán redescubrir este lugar afectado por el terremoto.
"Ahora vamos a brindar una nueva vista panorámica de La Catedral, un istmo desde donde se podrá observar el estrechamiento de la bahía y un cementerio de fósiles del Eoceno que dejó la crecida del mar", dice "scar García Tello, jefe de la RNP.
ENIGMA: Rumbo a Nasca, el sol estalla sobre el desierto al caer la tarde y crea un paisaje inigualable que se cuela a través de la ventana del bus repleto de turistas ansiosos por conocer los misterios de Cahuachi y de las pampas de Nasca.
Luego de dos horas de viaje, nada mejor que el relax que ofrece la piscina de la Maison Suisse, un hotel ubicado frente al aeropuerto María Reiche, donde abordamos una avioneta de Aeroica para sobrevolar las enigmáticas líneas. Un par de horas más tarde estamos en el balneario de Huacachina, que aún conserva su paisaje ideal para pasear por el lago o deslizarse por las dunas en los tubulares.
Al retornar a Ica vemos que las momias del museo Adolfo Bermúdez están como acurrucaditas, en la misma posición de hace 700 años a.C., con la cabeza entre las rodillas y mostrando sus enormes trenzas.
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